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Por una vez, (y no voy a decir eso de qué “sin que sirva de precedente”, puesto que a pesar de sus errores también ha acertado en muchas ocasiones, García-Margallo recuerda en el vídeo un enorme ‘pleno’, según él, -y no hay por qué dudarlo-, obra suya.
El cuarteto calavera de la Traición.
NOTA DEL AUTOR: La imagen se pueden ampliar pinchando en la misma.
Según la Constitución Española ratificada en 1978, en su Artículo número 2, dice:
«La Constitución se fundamenta en LA INDISOLUBLE UNIDAD DE LA NACIÓN ESPAÑOLA, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.»
¿Nacionalidades? ¡’Amos’, anda ya!
En ningún caso, bajo ningún concepto, es absolutamente imposible, tanto, como que llueva desde abajo hacia arriba. Solo pueden ser Regiones, porque la enmienda que, EFECTIVAMENTE introdujo José Manuel García-Margallo, elegido diputado en las Cortes Constituyentes de 1977, enmienda con “la indisoluble unidad de la Nación“, frente a “la autonomía de las nacionalidades“.

Basándome en la física cuántica, esa segunda parte del artículo 2, es una gigantesca paradoja, y según la lógica aristotélica, un contrasentido tan absurdo que, hasta un mierdecilla como yo puede y debe echárselo en cara alto y claro a los padres de la Constitución o a cualquier perroflautico catedrático de Derecho Constitucional que trate de darle algún sentido o lógica a la contradicción entre “la indisoluble unidad de la Nación” y “la autonomía de las nacionalidades”.
Esta enmienda a la totalidad que yo lanzo contra los “intocables” padres de la Constitución, no es ni gratuita ni simplista: desde qué la Constitución fue ratificada en referéndum el 6 de diciembre de 1978, los pobres ignorantes en política que éramos los españoles, no fuimos capaces de darnos cuenta de la mastodóntica tomadura de pelo del artículo 2 y del definitivo asentamiento de las bases para futuros golpes de estado (cómo los que han dado los “indepes” desde hace unos años con la complicidad del Tribunal Constitucional y del Gobierno de Rajoy), y el otro golpe de Alta Traición, que ayer mismo descubrimos que estaban perpetrando Pedro Sánchez y los acólitos de Quim Torra y ERC.
Dentro vídeo.
La Alta Traición o cómo un tirano que nadie ha elegido arroja al retrete 527 años de historia.
Y de pronto, tan escondido que estaba, llega el séptimo de caballería envolviéndose en la bandera de España a salvarnos (con banderas de partidos no, ¡Qué barbaridad, que somos Españoles ante todo!): a pocos días del juicio contra los golpistas (gracias exclusivamente a la iniciativa popular de VOX), ahora Casado y Rivera han convocado una gran manifestación en Madrid ‘para pararle los pies al felón Sánchez’, jugando de nuevo a ver quién mea más lejos para ver cuál de los dos hace la oposición más feroz y radicalizada al Gobierno socialista, sin pensar (ni considerar relevante en absoluto, como si fuésemos todos idiotas) que los ciudadanos de a pie sabemos perfectamente que ambos dos pertenecen a formaciones QUE TIENEN UN PASADO DE APOYO Y CONFABULACIÓN CON EL PSOE, sentencia sin fisuras a las que yo condeno a ambos pseudo-chaqueteros.
Digo yo que en vez de tanta grandilocuencia y rasgado de vestiduras, podrían ambas formaciones haberse adherido a dicha iniciativa popular de VOX, PONER LA PASTA, aportar una línea de acusación y equipo de abogados, porque, hijos míos, ‘obras son amores que no buenas razones’, ya que, (y parafraseando el dicho de que “una imagen vale más que mil palabras”), UNA OBRA VALE MÁS QUE MIL CONVOCATORIAS.
Dice mi amigo Santiago, que «La traición a los españoles tiene muchos nombres pero solo un rostro, el de Pedro Sánchez”. Si el PSOE quiere reunirse y negociar con los enemigos del Estado y de España es muy libre de hacerlo y de llevarlo a cabo con mediadores, relatores o payasos. […] Y, en todo caso, si el Gobierno de España cuando se reúne con un Gobierno Autonómico quiere garantías que use un notario que levante acta y que se haga pública”».
Y dicen que crecen las críticas en el PSOE por la gestión del diálogo con los independentistas y que Alfonso Guerra carga contra el ‘relator’ que propone el Gobierno y asegura que valdría con una «grabadora» que también dice Alfredo Pérez Rubalcaba que se “suma” a Alfonso Guerra y empuja a sus fieles contra el “ridículo Pedro Sánchez” y que Felipe González, rechaza la figura del “relator” resaltando el absurdo de la “paradoja institucional“.
Dentro vídeo.
Felipe González: No necesitamos relatores ni mesas de partidos sobre Cataluña.
Yo no opino exactamente igual que mi amigo Santiago, ni creo que la diana de la dialéctica haya que situarla donde lo hace el veleta de Alfonso Guerra o el siniestro Alfredo Pérez Rubalcaba:
Creo que, muy erróneamente, se está dando tan por sentado por parte de algunos políticos que lo del Artículo 2, que lo de LA INDISOLUBLE UNIDAD DE LA NACIÓN ESPAÑOLA, y lo de la enmienda que introdujo en la Constitución García-Margallo, “Ya no se vale”, hasta tal punto, que los periodistas de diarios de papel o digitales, colaboradores o presentadores de las “Fake News” en los medios (sectarios o no) en las “presuntas tertulias” de radio y televisión, cargan el peso de la noticia, en si son o no payasadas lo de “los mediadores“, “los mediadores internacionales“, “los relatores“, o si me apuran, hasta los “becarios de la Universidad Complutense de Madrid” o los “catalanes independentistas amigables” que, mediante “grabaciones“, sean los que hagan la labor de “notarios” de unas conversaciones (o negociaciones) hechas a espaldas y sin el consentimiento ratificado de los legítimos depositarios de la soberanía nacional, como si este fuese el meollo del problema.
Pues no, señoras, señores, periodistas, periodistos, presentadores, presentadoras, presentadoros, tertulianos, tertulianas, tertulianes y cualquier otro tipo de transgenero:
El problema no está ahí. El problema está en el esquizofrénico artículo 2 de nuestro ordenamiento constitucional, el cual contradice la enmienda previa del mismo artículo, la de que España es una INDISOLUBLE UNIDAD, por lo que lanzo el guante y reto a cualquier depauperado mental o pesebrero sanchista súper catedrático de Derecho Constitucional, a que me justifique sin fisuras, cómo es posible que puedan haber negociaciones (o confabulaciones) de partido a partido, como si fueran de Estado a “Estado”, cuándo el artículo 2 de nuestra Constitución, primero y ante todo, repito, pone como sujeto beneficiario de LA INDISOLUBLE UNIDAD DE LA NACIÓN ESPAÑOLA al Estado español, y no al pedazo de papel en el cual se escribió la Carta Magna.
Dicho esto, aclarado y denunciado, con el guantelete lanzado en claro desafío para el que lo acepte, queda la segunda parte, de la que mucho se berrea y nada se justifica, el asunto sobre la Alta Traición del doctor Pedro Sánchez y sus socios cataNAZIs.
La Alta Traición, genéricamente, es un delito que consiste en cometer un acto de extrema deslealtad respecto a un país o a su jefe de Estado. Los ejemplos de alta traición más conocidos son participar en una guerra contra su propio país, intentar un golpe de Estado e intentar asesinar al jefe de Estado de su propio país.
Específicamente, la Traición, alta, baja o mediana, está contemplada en el TÍTULO XXIII, De los delitos de traición y contra la paz o la independencia del Estado y relativos a la Defensa Nacional, del Libro II del Código Penal, artículos 581 a 603, distribuidos en tres capítulos:
- Capítulo I “Delitos de traición, artículos 581 al 588.
- Capítulo II “Delitos que comprometen la paz o la independencia del Estado“, artículos 589 al 597.
- Capítulo III “Del descubrimiento y revelación de secretos e informaciones relativas a la defensa nacional“, artículos 598 al 603.
Con estos delitos, el Código Penal castiga todas aquellas conductas que pongan en peligro la soberanía del Estado español y su integridad territorial, su independencia y el derecho a vivir en paz de sus ciudadanos. Los integran los delitos de traición, contra la paz o la independencia del estado y la revelación de secretos de la defensa nacional.
Respecto a La Felonía, genéricamente, no es un delito en sí mismo sino una categoría penal cómo pueden ser los delitos y las faltas; es decir, La Felonía (conocida generalmente en muchos países como delitos mayores o graves), son los más graves de todos los delitos, y cada Estado tiene diferentes castigos para estos, así que más bien, es un feísimo epíteto que en cualquier caso, sí creo que define a Pedro Sánchez y sus socios cataNAZIs.
A todo imbécil que rebuzne qué acusar a Pedro Sánchez de Alta Traición es una exageración, yo le digo que más exageración es encerrar a una persona 2 años en prisión por decirle idiota a su pareja, y que ya son más de 2 millones de casos en los últimos 10 años, en los que los hombres han sido condenados desde meses hasta años.
Así pues, y en primer lugar, estimados y estimadas políticos y políticas,
- ¿Por qué no se dejan ustedes ya de tantas concentraciones (que no vienen mal) y se adhieren a la acusación pública de VOX?
En segundo lugar,
- ¿Por qué ustedes, ustedas y ustedos, las señoras, los señores, las periodistas, los periodistos, les presentadores, las presentadoras, los presentadoros, los tertulianos, las tertulianas, les tertulianes y cualquier otro tipo de transgenero que se dedique a la comunicación no ponen en el dedo en la llaga del delito de Alta Traición de nuestro presidente y sus socios catalanes y de cuantos años les pueden caer?
Y en tercer y último lugar,
- ¿Porque no se crea una iniciativa popular, proyecto de ley, iniciativa legislativa o lo que sea, para borrar definitivamente y con lanzallamas, esa insidiosa y podrida palabra llamada “nacionalidades” del artículo 2 de la Constitución, dejando únicamente la palabra “Regiones”?
Porque yo, (y seguramente algunos de los que están leyendo este artículo), seguro que nos apuntaríamos a participar en un referéndum exclusivamente para esta reforma de la Constitución, si fuese necesario.
Tome nota por favor, señor Tirano doctor Pedro Sánchez I de España y Falcolandia, y Okupa I de la Moncloa, porque está usted tirando 527 años de historia de un Estado a la basura, sin estar legitimado para ello ni jurídica ni moralmente.
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